lunes, 24 de agosto de 2009

El kayak volador

Se podía esperar que pasase y se podían prever las consecuencias pero, como de costumbre, que te toque en tus carnes es más intenso y raro. Recuerdo las fracciones de segundo como por fotogramas: el semáforo, el coche por la derecha, la mirada al frente del abuelo, el tremendo hostión, y el lento sube y baja de los coches, la inercia de los cuerpos, zas, adelante, zas, abajo. Y de pronto, sin mención previa: el despegue.... plástico rojo de treinta kilos que sale del techo del coche, como si fuese un misil y continúa la trayectoria que tú querías llevar. Así pues kayak, baca, placa y porque no había nada más pasan por encima del capó de la furgoneta del abuelo y siguen curso, patinando, rectilíneo y descendente metros, metros....
Sólo me pregunto si en lugar de pasar por encima del capó el coche del abuelo llega a estar un poco más adelante. O si yo le hubiese dado por detrás.
Así pues.... ojo. Somos dos peligros. Por coche y por kayak.



2 comentarios:

Rafa dijo...

Siento lo del trastazo pero mas feliz me hace saber que no has despentinado a nadie con todo lo que llevabas en el techo y que no te haya pasado nada. Solo una pregunta, de que marca es la baca del coche? es solo por contraste con la mia no sea que tenga que atornillar algo extra.

Pablo dijo...

La baca es una Feu-vert. que funciona muy bien, de hecho la baca quedó intacta - y eso que confiaba bien poco en las pequeñas uñas con las que se cernía sobre el vierteaguas-. Lo que cedió fue el vierteaguas del coche, que perdió la forma redondeada y se hizo recto por el tirón de la baca. Cosas que nunca se imaginarían vamos.